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jueves, 7 de marzo de 2013

Sentimientos y toda su mierda



Cuando una tiene un vacío emocional, es como cuando se tiene mucha hambre, esos de varios días y se va con cualquiera que le ofrezca un pedazo de pan, aunque esté añejo y mohoso. 
A lo que refiero es que se quiere creer las palabras bonitas. “Quiero darte un beso” o “Sos interesante, encantadora y misteriosa” . Blef.
Lo compras con esas palabras baratas, superfluas, superficiales. Y... una se siente querida con que le den un poquito de interés  Siente renacer el amor más puro con cualquier muestrita de cariño, con cualquier mentira piadosa o malintencionada. Una quiere creer que es cierto. Peeero por dentro sabe que no lo es.
Mismo con los mecanismos de los cuentos de hadas, del amor eterno, de Disney, de los amores imposibles, de las novelas de corazón existen. Que alguien algún día reivindicará todos los desprecios antes vividos. 
Y que tengo derecho a vivir clichés, a que alguien me diga que me quiere, que me necesita, que soy encantadora, que quiere verme (a mí,quiere verme a mí…ojala algún día me la crea en serio), que esta conmigo por lo que soy y no por aburrimiento. 
O sea, una quiere creer que las falsas expectativas se hacen realidades, como en los sueños.  Y aunque uno se de cuenta que el pan está malo, que todo era puro blef, que nada era cierto; igual se come el pan con todo y la gusanera. 
Y se convierte una en la legítima incondicional, en una pega útil que además se deja utilizar, en una ilusa.
Entonces caés en la segunda parte de la trampa, porque te enganchaste. Entras en esas relaciones ambiguas en las que una da todo y el otro nada. Donde no somos nada y a la misma vez que somos ...lo imagino solo yo, en todos los análisis desgastantes que pasan por la cabeza.  
En que yo juro que esto es intenso, fuerte, real, incuestionable pero para el otro soy una mera conveniencia, algo útil, un " bueno no tengo a nadie, y para estar solo o aburrido prefiero estar con vos". Boleo en el orto con esas frases forras... 
Y una se lo sospecha, sabés? Pero se aguanta, como los machos, porque una regla esencial que aprendemos es que uno no pregunta algo de lo que no quiere escuchar su respuesta. 
Porque si pregunto: porqué no me invitás a tu cumpleaños si estamos saliendo? Me pueden contestar que somos apenas quiere algo conmigo. Si pregunto porqué no me habló por 5 años? Me pueden decir que porque se olvidó, porque no me daba la gana. Si pregunto cualquier cosa, me pueden herir, de nuevo, profundamente ( siempre y cuando tenga algún sentimiento hacia el otro). Y no quiero ponerte a prueba, ni contra la pared, porque entonces, puede ser que salga yo, otra vez, con una herida.
Decía Benedetti, mi viejito querido, que los perdedores tienen una dignidad a la que no tienen derecho los vencedores. Pero eso duele, sobre todo cuando siempre es una la que sale perdiendo por dentro, cuando hay que medir cualquier relación, de cualquier tipo, en términos de pérdidas o ganancias.
Según mis observaciones, durante estas dinámicas se siente una como el perrito faldero que rodeaba a saltos excitados a otros perros del barrio mientras les preguntaba “puedo ser tu amigo?puedo? puedo ser tu amigo?eh? eh? puedo puedo??” . Bueno esa situación es patéticamente igual a esto que describo.
Y creía que el silencio era complacencia, en lugar de la mal manejada tolerancia de un hijo de puta que no considera los sentimientos ajenos. En estas dinámicas se siente una adolescente o niña, dependiendo de cuándo se hayan agravado las circunstancias que generaron el vacío.
Todo esto lo digo es porque ando pensando en eso (ay Dior) , entre otras cosas. Porque me acuerdo que ya no tengo ni 8 ni 15 años. Porque ya no tengo que andar mendigando cariño o amistas de nadie. Porque hoy, yo me defiendo. Porque sé que soy alguien que, con todas mis virtudes y  defectos, quiero sentirme considerada  sin conveniencias, sin extorsiones, sin dobles agendas. 
Porque si siento que me hace falta el drama, la clandestinidad, la tragedia, es, sobre todo, por trauma. Y yo no quiero mas eso. 
Para pelotudeces estaba a los 15 años.