There is so much beauty in this world...

jueves, 26 de septiembre de 2013



Qué pasa normalmente cuando alguien nos lastima?
Intentemos recordar, no somos nosotros los que quedamos con la rabia, con el enojo y con la tristeza adentro? Yo creo que sí.
Cuando nos quedamos con toda esa rabia contenida, nos cuesta soltarla. Nos aferramos a eso porque es la única manera que encontramos de calmar un poco la tristeza. Es como si estuviéramos atrapados, aprisionados por un sentimiento y nadie más que nosotros puede liberarnos. Y creo que la respuesta está en el perdón.
Qué pasa cuando dejamos de ver a esa persona que nos lastimó? Somos nosotros los que nos quedamos pensando, dándole vueltas al asunto en nuestra cabeza por horas. Martirizándonos,  intentando encontrar respuestas, intentando entender por qué nos pasó lo que nos pasó. Porque seamos sinceros, la otra persona probablemente no esté en su casa muriéndose de remordimiento, porque si lo estuviera ya se hubiera acercado a arreglar las cosas.
Al mismo tiempo esa rabia quizás es lo último y lo único que nos une con esa persona, de alguna manera es un lazo. En el fondo sabemos que el día que no tengamos ese enojo, se terminó y llega a su fin. Ya no habrá nada más que nos una, pero seremos libres.
Si uno mantiene el rencor a alguien significa que todavía sentimos algo. Seamos autocríticos, quizás es por eso que nos cuesta tanto perdonar. Pero pensemos a quién le hacemos mal realmente aferrándonos a ese rencor, es a nosotros mismos.
El día que perdoné a N, me sentí increíble. Y digo perdonar en un sentido figurado. Él no sabe que está perdonado, pero yo sí y es lo que importa. Porque ya no me enojo cuando de repente me acuerdo de cosas que pasaron, cuando recuerdo cosas que me decía o de su traición,  intento verlo como una experiencia que me ayudó a crecer muchísimo.
Perdonar es como empezar de cero con nosotros mismos. Es un borrón y cuenta nueva, es una nueva oportunidad que nos damos.
A veces cuando estamos enojados con alguien a quien ya no vemos, nos acostumbramos tanto a ese sentimiento que no vemos la posibilidad de sentirnos diferentes. Nos acostumbramos a ponernos mal cuando nos acordamos de ellos, a putear y enfadarnos por las cosas que nos hicieron y lo estúpidos que fuimos al confiar en ellos.
El perdón es para las dos partes. Para el otro por lo que nos hizo y para nosotros por habernos equivocado.
Cuántas veces nos habremos preguntado cómo hacer para olvidar a alguien, especialmente cuando nos lastimó. Y creo que tiene que ver mucho con todo esto. Y les puedo decir que perdonar fue el único método que me funcionó hasta ahora.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Mis certezas desayunan dudas. Y hay días en que me siento extranjero en cualquier parte. En esos días, días sin sol, noches sin luna, ningún lugar es mi lugar y no consigo reconocerme en nada, ni en nadie. Las palabras no se parecen a lo que nombran y ni siquiera se parecen a su propio sonido. Entonces no estoy donde estoy. Dejo mi cuerpo y me voy, lejos, a ninguna parte. No quiero estar con nadie ni siquiera conmigo.
– Eduardo Galeano

domingo, 1 de septiembre de 2013

Nos acostamos sin garantía de estar vivos a la mañana siguiente,
pero todavía nos ponemos la alarma para despertar.
Eso se llama ESPERANZA.