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domingo, 27 de julio de 2014

Amor propio

Dicen que cuando estás enamorada no importan las despedidas, ni el tiempo que pase, ni lo que ocurra entre medio; no importa que te jure que se acabó o que te mande al infierno, ni siquiera importa si ha conocido a otra persona. Cuando el sentimiento es verdadero, siempre encontrás la manera de mantener viva la esperanza. Es algo inconsciente y muchas veces en contra de nuestra voluntad. Ves señales por todas partes. Señales que te llevan a esa persona, a ese lugar, señales que imaginas, o no, por ahí son reales. Quizás exista esa energía común que hace y deshace cuando menos lo esperas y más lo necesitas. Y quizás, también, pase que ya no vuelva nunca más, pero vos,te empeñas en seguir esperando.

Este escrito va hacia esas personas que lo dejarían todo, si él, si ella, les dijera: vení; por las que se beban de un trago de canciones melancólicas sin dudar, mientras caminan por la calle recordando lo que fue, imaginándose lo que podría ser; por esas personas cuyo destino no depende de ellas, sino de una llamada desesperada, de un encuentro fortuito y tantas veces soñado; por las que viven a la espera de un regreso necesitado, que llega con retraso; por esas personas que se han olvidado de lo más importante: del amor propio.

El desamor es traicionero y todo alrededor nuestro está metido en eso. Novelas de amores heroicos, canciones nostálgicas, películas soñadoras… nos empapan de historias, canciones y sentimientos en los que hay amores que matan, y los que no, nos rescatan, convirtiéndonos en títeres de la espera, la frustración y la desolación. Y es que en el fondo, necesitamos creer que sí, que el amor está por encima de todo, que es capaz de dejarnos sin aire y que cuando se acaba, vos, yo, nosotros, dejamos de ser. Pero la realidad es que nadie, absolutamente nadie, muere de amor.

Es cierto. No existen amores que maten, ni amores que nos rescaten, no existen porque el único amor capaz de hundirte o salvarte es el de uno mismo. La buena noticia es que, como es tuyo, vos decidís qué hacer con él. Hay decisiones que nos acompañan toda la vida y por eso, elegís vos, no vivas esperando a que te elijan. No busques a quien no hace nada por encontrarte, no sigas apostando por quien no apostó por vos, pero sobre todo, no quieras morir por quien quiere y puede vivir sin vos.

Este escrito va por todos los años vividos buscando esta falacia. Vos que de tanto pensar en esa persona te has olvidado muchas veces de vos. Vos que subastaste tu amor al menor postor, sin miramientos, ni condiciones. Todavía tenes una opción: quererte. Querete a vos más que a nadie. Conócete y deja de preocuparte por los que no se dejaron conocer. Y, aposta por el amor más leal de todos los amores. Todavía tenes esta opción. La opción de optar por vos.
“Porque sin vos, sin vos lo soy todo”