Me molesta recibir visitas inesperadas, no me importa quien sea, familiar, amigo, el que me gusta, me da igual. No deseo ver a nadie con tantas ganas como para tener que sacrificar sorpresivamente mi soledad para entretener, conversar y fingir amabilidad ante una persona que no invité y tampoco me dijo que venía. Lo siento, pero por mi te podes gastar los dedos golpeando afuera. Yo no tengo la culpa de que estés aburrido y no tengas mejores ideas.