Usualmente, nuestros mejores momentos suelen llegar cuando nos sentimos profundamente incómodos, infelices o insatisfechos. Porque sólo en esos momentos, impulsados por nuestra disconformidad, es cuando estamos dispuestos a pisar fuera de nuestra huella y comenzar a buscar diferentes caminos o respuestas.

Ya no tengo energía para amistades sin significado, forzadas interacciones o innecesarias conversaciones. Si no vibramos en la misma frecuencia simplemente no hay razón para que perdamos el tiempo. Prefiero no tener a nadie y esperar por sustancia antes de no sentir a alguien y fingir el temor.